25/11/17

Nadando entre Islas

Ir de Rantepao hacia el Norte de la isla es posible al menos con una sola compañía de guaguas, Bus Ketty, con vehículos bastante anticuados y poco confortables. En mi caso, algo se rompió del motor que nos detuvimos en dos ocasiones al poco de salir que nos demoró más cerca de tres horas en su arreglo. Esta línea de guagua llega hasta Palu, al Oeste de la isla (unos de los puertos utilizados por la cía. naviera Pelni para cruzar a la isla Kalimantan), y hace paradas en las ciudades importantes intermedias que haya contratado el pasajero (Bone Bone, Pendolo, PosoPalu). Hace poco más de diez años esta región estaba vedada a los turistas debido a los continuos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. Hoy día ni se habla del asunto. Todo está en paz.
Los diferentes paisajes conforman uno de los grandes atractivos de Sulawesi. La isla reúne la abundancia de su clima ecuatorial y las múltiples variaciones de relieve de sus numerosas zonas montañosas. La cima más alta culmina a 3.440mts.. Esta es una buena ocasión para recorrer y descubrir en transporte público paisajes de bosques entrecortados por valles, ríos, lagos y bellos decorados de arrozales sembrados de aldeas. Esta isla posee una biodiversidad excepcional. Su situación geográfica, entre dos zonas geoclimáticas muy diferentes, garantiza que tenga una ecología muy particular. 
Ya que mi propósito había sido llegar hasta Ampana,  debiendo hacer algún cambio de vehículos (más de 15h. en el mejor de los casos), para coger el ferri de las islas Togian quise detenerme en Tentena  (170.000Rp.), casi a mitad de camino, para descansar y de paso navegar por su enorme  lago Poso -el tercero más grande del país- y conocer un poco esta parte de la isla. 
Salimos de Rantepao a las 7:30, volvimos a descender hasta Palopo y nuevamente retomar la carretera dirección N. que se encuentra bastante deteriorada por el paso de tanto transporte pesado, con baches que hace la conducción muy lenta aunque los cambiantes paisajes entre las deslumbrantes montañas recargadas de vegetación, enormes árboles, llanuras, arrozales y ríos que para la época de lluvias que nos encontramos llevan poco agua, al menos entretiene bastante la vista y no hace tan pesado el trayecto. Ni si quiera la intermitente música que mal sonaba por los altavoces ayudaba a dormitar ni tampoco me pareció adecuado perderme las diferentes vistas que aparecían ante mis ojos a través de la ventana. La fría climatización ocasionaba que nos cubriéramos debidamente para no enfermar con tantas paradas que realizamos, subiendo y bajando, cambiando tan radicalmente de temperatura (19º en el interior - 32º en el exterior).
Tras 12h. de trayecto me dejaron muy cerca de la Terminal de guaguas de  Tentena  casi a las 8 de la noche, y lloviendo. Seguidamente pude montar en un Ojek y dirigirme al hotel Victory (150.000 Rp., desayuno incluido), a pocos metros del lago Poso. No está nada mal este hotel y sus empleados son muy atentos aportando un mapa hecho a mano con mucha información sobre lo que se puede hacer por los alrededores, incluso los horarios actualizados de los ferris que navegan por las islas Togian
Al siguiente día tras pasear por esta pequeña ciudad contraté junto a una pareja alemana una embarcación para navegar unas horas por el lago al atardecer, observar las formas de pescar de sus habitantes, las pequeñas aldeas que salpican sus orillas y darnos unos refrescantes baños en sus aguas.  

Una de las particularidades de Sulawesi es la de situarse en la confluencia de dos grandes zonas geoclimáticas muy diferentes, separadas por la célebre línea de Wallace, que lleva el nombre del naturalista inglés que las estudió: una, al oeste, se sitúa claramente en el conjunto asiático, mientras que la otra, al este, entronca manifiestamente con Australia. El resultado es una ecología muy peculiar, caracterizada por una fauna específica que, en ciertas ocasiones, no existe más que prácticamente aquí. Así, más de la mitad de los mamíferos autóctonos (actualmente, unos 100) son endémicos de la isla, como el búfalo enano del bosque (Anoa), el ciervo porcino (Barbirusa) y el mono enano (Tarsio), así como numerosas especies de aves y murciélagos frugívoras. Toda esta zona que estoy visitando posee una fauna y una flora en las que se mezclan diferentes especies, destacando las anguilas plateadas y amarillas (en temporada) y dos especies endémicas de peces. En el extremo meridional del lago se encuentra Pendolo, otra ciudad pero con poco encanto. 
Tentena hasta hace poco tenía unos de los mercados más populosos de la zona (Pasar Central) y como en todos los lugares las mañanas son mucho más activas con el pescado y la carne fresca como productos principales,  pero los comerciantes se estaban quejando que ha decaído mucho las ventas y ya no ganan lo suficiente para tantas horas que echan al trabajo. Se encuentra a varios kilómetros del centro de la ciudad y como viene siendo habitual, destacar que la ropa china lo inunda todo.
Como los alrededores de esta ciudad es bastante interesante había pensado alquilar una moto y recorrer varios lugares (un poblado balinés, la cascada Saluopa, la playa Siuri de arena en el lago y otros montes cercanos) pero, desayunando, una pareja de alemanes me comentó que habían contratado un taxi para ir directamente a Ampana (5h.) y en ese momento me pareció una buena oportunidad de viajar rápido evitando los cambios de guaguas y pérdida de horas esperando que se llenen, pudiendo llegar a durar el viaje más de 10h..  
Así pues, a las ocho en punto estábamos compartiendo coche y carretera. Ésta se dirige a Poso y luego hay que desviarse por otra hacia Ampana. La carretera se encuentra algo mejor pero en algunas zonas los corrimientos de tierra han deteriorado algunos tramos haciéndola bastante lenta. Pasamos diferentes aldeas y pueblos hasta llegar a la costa de esta región que ofrece increíbles paisajes de postal con hermosas playas de arena fina y blanca, aguas de color turquesa que encierran una vida subacuática extraordinaria para pescadores y buceadores. Como en la mayor parte de esta isla los grandes bosques han casi desaparecido, especialmente a causa de la agricultura intensiva, la creación de viviendas o la explotación minera.
 En Ampana nos hospedamos en el hotel Oasis, (160.000Rp.) muy cerca del muelle de atraque del ferri y otras embarcaciones que navegan a través de las islas Togian, haciendo paradas en las más importantes. Hay unas lanchas rápidas que salen dos veces al día hasta la isla Batu Daka, la más cercana y la más habitada, donde se encuentra la aldea Wakai, y desde allí se puede ir en pequeñas embarcaciones a los establecimientos turísticos con sus playitas particulares que se encuentran cerca o a otras algo más alejadas. Dos veces por semana (lunes y jueves) un ferri navega desde Wakai a Gorontalo directamente, y lo quería coger días más tarde para continuar mi ruta por el N. de Sualwesi.  
Para aprovechar esos determinados horarios de navegación y no pasar mucho tiempo entre islas decidí dirigirme directamente hasta isla Malenge, la penúltima parada que hace el ferri, pasar unos días allí y regresar nuevamente a Wakai para luego ir a isla Kadidiri, donde quería hacer unas inmersiones con el Resort Paradise por los corales cercanos que me habían comentado que son los mejores de la zona.  
Estas islas constituyen un archipiélago de diminutas islas en el golfo de Tomini, ligeramente al sur del Ecuador donde se encuentran algunos de los mejores arrecifes de coral de Indonesia. Algunos de sus hoteles viven del buceo y afortunadamente aún no se ha construido en ninguna isla nada que pueda hacer cambiar la naturaleza las mismas ni la sosegada vida en las pequeñas aldeas de pescadores asentadas sobre tierra y también sobre pilares en el mar. Tampoco hay cobertura telefónica y la mayoría de estas islas están prácticamente desiertas.
 Tras más de 8h. de tranquila navegación, siendo el centro de atención de todos los pasajeros locales, llegué anocheciendo a isla Malenge y desde su muelle, los chicos del Lestari Cottage donde me iba a hospedar (200.000-250.000 Rp., con 3 comidas) me llevaron con su canoa a la zona de la isla donde tienen ubicado su establecimiento. Llamativo fue la llegada cuando, alumbrando con una linterna para guiarse hasta el embarcadero, el plancton reflectaba una muy particular fluorescencia. El lugar es encantador. Dispone de unas pocas cabañas de madera frente a una playa de arena coralina blanca. La habitación en la que me he alojado estaba a unos 15-30mts. de la orilla, en gran parte dependiendo de las mareas, y no supone ningún problema para dormir, ya que el mar es extraordinariamente tranquilo en este lugar.
Muy cerca, atravesando una vereda de espesa vegetación, se encuentra una pequeña aldea de pescadores “Bajau” conectado por un puente de más de quinientos metros a otro poblado con casas flotantes justo frente al Lestari.
Los bajaus son también llamados gitanos del mar onómadas del mar. Son nómadas, cazadores-recolectores que pasan sus vidas sobre sus barcos. Pero alrededor de estas islas viven principalmente en casas flotantes sobre postes, y hasta hace poco eran auténticos nómadas que trasladaban sus barcos según las inclemencias climáticas o políticas. En este caso concreto hay una pasarela que une la parte del pueblo que hay en el islote con la aldea que hay en tierra firme.
La belleza del entorno es inigualable. No solo se puede hacer inmersiones con gafas y tubo (las formaciones coralinas son bonitas, pero pocos peces grandes), también se pueden hacer una serie de caminatas a través de su gran bosque ecuatorial que encierra una fauna y una flora extraordinaria. Incluso entrar en una extensa cueva de murciélagos donde habitan centenares de ellos. Momentos de tremenda emoción sentirse rodeado por el vuelo de estos pequeños mamíferos con cara de rata que apenas tienen visión. Algunas se chocaron en mi cuerpo. ¡Y muchas me cagaron encima! Al igual que le sucedió a John, un americano, y a Blanca, una española que también se estaban quedando en Lestari cuando hicimos juntos esa excursión nosotros solos, sin guía, con un trozo de papel mal dibujado indicando cómo se podía acceder hasta allí a través de estrechas veredas. Nos perdimos en varias ocasiones pero finalmente pudimos dar con la oculta cueva.  
Tuve que quedarme cuatro noches debido a los horarios del paso del ferri de vuelta, y hacer sólo una noche y dos días en la otra isla, Kadidiri, que al encontrarse cerca de Wakai de donde saldría el ferri grande que se dirige a Gorontalo, me facilitaría aprovechar mejor el tiempo.  
Desde Malenge a Wakai fueron tres horas de navegación bajo una ligera lluvia, y desde Wakai, una embarcación del Kadidiri Paradise Resort (> 275.000 Rp., con 3 comidas) me llevaría a su establecimiento en Isla Kadidiri, que me pareció el mejor hospedaje de esta isla. Comparte playa con otros dos, Black Marlin y Pondon Lestari, que también tienen buena pinta. Como tuvimos que esperar varias horas por la llegada de la embarcación rápida de Ampana para recoger a otros turistas perdí la opción de hacer unas inmersiones a medio día cerca del volcán Una Una, uno de los mejores fondos de Togian para ver hermosos corales y grandes peces. Así que dejé para el siguiente día las inmersiones y por la tarde junto a una pareja de franceses visitar el lago de las medusas (Lago Mariona). Algo inusual y muy llamativo!. Nadar entre varias especies de medusas, ser rozado y no sufrir quemaduras como sería lo normal!. Habitan en el lago interior de una isla desde tiempo pre-históricos y no han tenido rivales por lo que dejaron de desarrollar el veneno para defenderse.
El siguiente día amaneció lloviendo y con bastante viento, por lo que tuvimos que suspender la primera de las dos inmersiones que había contratado con el centro de inmersiones. A las 11 pudimos hacer la única que nos daría tiempo así que rápidamente nos dirigimos a unas bajas de coral que se encontraba a varias millas de la costa donde pudimos apreciar en una pared coralina que descendía hasta los 25mts. aunque no había nada extraordinario que ver, tan solo algunas Barracudas, varios Napoleones, una pareja de Sweetlips moteados de labio gordos escondidos entre las grietas del arrecife, un Grouper perteneciente a la familia de los Meros, un Trivallys de cola azul- también llamado Jurel gigante- y pequeños bancos de coloridos peces. Fue una lástima porque me hubiera gustado poder hacer otra inmersión y disfrutar varias horas de estos fondos marinos. Cuando regresamos al complejo solo dio tiempo de almorzar y salir rápidamente hacia Wakai para coger el ferri grande a Gorontalo. 
Esta vez sí encontré a un montón de bules juntos. Hasta el momento apenas si había visto tres o cuatro extranjeros paseando y ahora éramos unos quince desplazándonos hasta el N.. Unos se iban a quedar por Gorontalo, otros iban a Manado y mi grupo de cuatro (Enma y Cesar  de  España y Baldek de Letonia) iríamos a Tomohon para caminar por el cinturón de volcanes, entre los más activos del país, muy característico de esta zona. 
Como llegamos a las 4:30 de la mañana, con dos horas de antelación, nos dio la tranquilidad de saber que llegaríamos de día a nuestro destino, por lo que la lucha de precios con los intermediarios “busca-vidas” fue lenta e intensa en el puerto de atraque. Pudimos conseguir finalmente el trayecto hasta Tomohon por 1.000.000Rp. (pedían al principio millón y medio!), en un vehículo de 6 plazas, no muy incómodo, como si lo fueron la cantidad de horas (aprox. 12h.) que duró el trayecto, haciendo muy pocas paradas en comparación a cómo lo haría una guagua local. 
El interior de esta parte N. de la isla que estoy recorriendo es más bien desigual, y los  paisajes conforman uno de los grandes atractivos con enormes bosques ecuatoriales que, no obstante, encierran una fauna y una flora extraordinaria. La isla reúne la abundancia de su clima ecuatorial y las múltiples variaciones de relieve de sus numerosas zonas montañosas -la cima más alta culmina a 3.440mts.-. A causa de esta difícil geografía las poblaciones autóctonas han vivido prácticamente en independencia y se han desarrollado con muy poco contacto con la globalización aunque, con la construcción de nuevas carreteras, el choque cultural sigue siendo un hecho perjudicial. Lo que está claro es que ya nadie se salva de las relaciones con el exterior. Principalmente, lo chino!.