Por
la mañana, y nuevamente con GO-JEK me dirigí a la Terminal Kunjang (16.000Rp.)
para tomar el transporte con dirección río Mahakam. A pocos metros se encuentra el
embarcadero (Pelabuhan Sungai Kapal) del ferri (Kapal Biasa) que navega por este gran río que se extiende algo más de 900kms.. Es ancho, fangoso y en buena parte poco
profundo -dependiendo de las lluvias- produciendo la aparición de una treintena
de lagos -también poco profundos- vinculados a él a través de pequeños canales
casi en la mitad de su recorrido hacia el mar del Estrecho de Makassar.
Mi
intención es intentar llegar lo más lejos posible río arriba, dependiento también
de las lluvias que haya bastante agua para navegar por esa zona del río, quedándome en los pueblos y aldeas que más me llame la atención hasta agotar
los días que tengo programado (aprox. 2 semanas) y para luego descender directamente con
el ferri hasta Samarinda en una travesía que suele durar más de 24h..
Como el comienzo de la navegación no es nada interesante y son más de 8h. hasta Kota Bangun he preferido realizarlo en guagua (3h.) para desde allí comenzar la ruta hacia el interior de la isla moviéndome en diferentes tipos de embarcaciones.
Como el comienzo de la navegación no es nada interesante y son más de 8h. hasta Kota Bangun he preferido realizarlo en guagua (3h.) para desde allí comenzar la ruta hacia el interior de la isla moviéndome en diferentes tipos de embarcaciones.
De
esta manera, comencé el trayecto desde Samarinda volviéndome a tocar,
vayapoordioós!, una desvencijada y aún más pequeña guagua (35.000Rp.). De
suerte que no iba completamente llena. Había más trastos por el pasillo que
gente en los asientos, aun así un tipo se sentó a mi lado quedando más reducido
todavía mi espacio!. En una hora llegamos Tenggarong, la ciudad donde el día
anterior quería haberme quedado a hacer noche y continuamos por la carretera
que abandona el margen del río alcanzando Kota Bangun 2h. más tarde.
La
Terminal de guaguas y el embarcadero del ferri que pasa por esta ciudad están
muy cerca el uno del otro, al igual que el hostal (Penginapan) Mukjizat
(50.000Rp./cama doble, ventilador, baño compartido y te, café y agua) donde me
hospedé.
Tiene
unas vistas al río inmejorables y la puesta de sol es un espectáculo. Es todo
de madera, muy luminoso, con un ancho pasillo donde se encuentran las habitaciones.
El baño y ducha en la terraza. Los lavabos indonesios por lo general constan de
un retrete con un agujero en el suelo y en otro habitáculo un contenedor de
agua con un cazo. Tomar el té o café en la terraza viendo el continuo
movimiento de embarcaciones y de gente en el río, por la mañana o al atardecer,
es extraordinario.
La
calle principal, asfaltada, está llena de tiendas (toko) y restaurantes
(warrung) con precios muy económicos. La gente es muy amable y casi nadie habla
inglés. Así que para programar mejor el viaje que quiero hacer por el río debo
intuir que es lo que tratan de decirme. Y desde aquí todo parece tener muy
buena pinta.
El
Kapal Biasa “pasa” todas las tardes alrededor de las 16:00h. -no se detiene en
el embarcadero sino en el centro del río- y hay que trasladarse en lancha
rápida (20.000Rp.) hasta él (!). De vuelta, río abajo, lo hace de madrugada.
He
querido disfrutar un poco de esta pequeña ciudad, y de este hostal, a orillas
del río al menos una noche y coger el ferri (feri) al día siguiente. De momento
voy bien de tiempo.
Sus
casas, mayoritariamente de madera, están suspendidas sobre el río mediante
estacas de madera anclados en el fondo (palafitos). Otras simplemente flotan
sobre anchos troncos amarrados y enganchados a la orilla de tal manera que si
subiera el nivel del agua la edificación también lo haría. Algunas incluso
pueden ser remolcadas a otro lugar.
Los
palafitos se inspiran de la arquitectura de los arbustos como los manglares
-que no se sostienen sobre un tronco único-, que crecen en los bordes de los
lagos y ríos.
El
aseo de la mayoría de estas viviendas que no es otra cosa que un habitáculo
con un agujero en el suelo, con o sin techo, con una puerta o una cortina para
esconder las vergüenzas, se encuentra en el río y se accede mediante maderos
recostados entre la orilla y la plataforma que la soporta. Las mujeres en general
se enjabonan bajo un pareo y ellos en calzón corto, sentados, con un cubo y sobre la
plataforma del habitáculo.
El
agua según el nivel del río entra varios centenares de metros al interior del
terreno pasando por debajo de las viviendas por lo que muchos disfrutan
pescando los abundantes "pez-queñines" desde sus propias terrazas o
por los pasillos de madera que cruzan a través de las viviendas. Hay algunas
carreteras de madera o pasarelas también con estacas sobre el agua que
atraviesan las motos o la gente para trasladarse de un lugar a otro. No sólo el
agua del río lo inunda todo, también las fuertes lluvias enfangan el terreno y
se hace difícil
caminar o circular sobre el terreno.
caminar o circular sobre el terreno.
Me
ha gustado todo lo que rodea este lugar, pero muy poco el "mano a
mano" (o mejor: el garganta VS garganta), cinco veces al día, entre los
muecines de las mezquitas que no paran de llamar a la oración por los altavoces
durante un larguiiiisimo tiempo. La gran mayoría de sus vecinos son musulmanes.
El
siguiente paso ha sido dirigirme a Muara Muntai, mi próximo destino, en el Kapal Biasa un
vetusto ferri muy usado en este río. Tiene dos plantas, la baja
(Ekonomi) donde no hay asientos -hay que botarse en el suelo- y en la alta (más
cara) se encuentran las tarimas para recostarse. Ofrecen una cómoda colchoneta
de algodón que evita la dureza de la madera pues es ahí donde se ha de pasar
las noches que dure el trayecto. El aseo es un agujero en una cabina casi de
teléfono!, el agua se coge del río con una cubeta que tiene una cuerda para que
no se pierda. Dispone de una cocina donde preparan bebidas calientes y algo de
comida, aunque en las continuas paradas que realiza la embarcación se puede
bajar a los embarcaderos donde haya algún warrung y comprar provisiones. En
muchas ocasiones algunos mercaderes directamente suben a vender en bandejas de
plástico, en papel o bolsas diferentes tipos de comida. Lo peor de todo es ver
como tiran todo al río. Pero todo!. No hay conciencia alguna de limpieza. Sobre
la cabina del capitán hay un pequeño balcón con las mejores vistas sobre todo
para tomar buenas fotografías.
Hay
más medio de transportes hacia las ciudades o pueblos que se encuentran en las riberas del río, bien por carretera en Guaguas, Taxis compartidos (éstos no salen hasta
que no se llenen, o se alquila directamente) y en moto-taxis (ojek), o por el
río mediante Ces (se pronuncia "ches") que son unas canoas con motor de hasta
100HP. con techo para proteger del sol; Lanchas rápidas o Speed Boat (perahu
motor cepat) hasta 200HP con o sin techo; Canoas pequeñas con motor fuera-borda
de pocos caballos de potencia; Ferris algo más pequeños que navegan entre
Samarinda y Tering (hay otros de Tering a Long Bagun); o Katinting, las
canoas tradicionales de madera.
En
el trayecto por el serpenteante río Mahakam atravesamos plantaciones
(principalmente caucho, palma aceitera y pequeños jardines de los habitantes de
la zona), manglares, bosques de enormes árboles de poco valor (nada de bosque
primario) ya que la deforestación ha eliminado la verdadera naturaleza del
lugar y también por partes completamente taladas o paisaje yermo y diversas
jaulas de malla para la acuicultura.
La
explotación maderera y la minería intensiva ha sido desde hace muchos años el
negocio en esta zona. Los árboles generalmente se cortan a cierta distancia del
río y se lleva en camiones por vías forestales hasta la ribera donde son
trasladados río abajo. También se observan como diversas grúas carboneras
descargan sobre enormes barcazas todo el material extraído de las minas -en
casi todos los casos a cielo abierto-, que luego son trasladados por
remolcadores. Más de 6 de estas plataformas pasaron cerca de nuestra
embarcación produciendo sus motores un reverberante sonido a nuestro
alrededor. La minería intensiva está provocando igualmente la eliminación de
los bosques tropicales y la contaminación de los ríos en muchas partes de esta
isla. Muchos agricultores se quejan que las aguas residuales procedentes de las
actividades mineras se están filtrando en los arrozales dañando y reduciendo
sus cosechas.
Por
otro lado, la contaminación acústica provocada por las hélices de los barcos,
remolcadores y barcazas, la contaminación producida por productos químicos
(principalmente del desecho del drenaje ácido de la minas, del carbón y
limpieza del oro) así como la sobre-pesca para las prácticas insostenibles de
la acuicultura (cría de peces para alimentar a otros peces) también están
contribuyendo a la degradación.
Las
comunidades agrícolas -a menudo situadas junto a minas- tienen que
batallar con el polvo de carbón que suele cubrir las cosechas y que se cuela en
sus hogares.
Desde
hace más de 15 años la producción indonesia de carbón se ha multiplicado por cinco
para cubrir la creciente demanda nacional de electricidad y abastecer los
mercados de exportación de Asia, y Kalimatan Meridional contiene
aproximadamente el 60% de las reservas de carbón de todo el país.
A
pesar de todas esas miserables imágenes que pudimos observar la puesta de sol
navegando entre los verdes bosques ha sido espléndida ya que el cielo estaba
algo despejado y muy limpio.
Tras
unas breves paradas para cargar diferentes bultos y cajas llegamos a Muara
Muntai anocheciendo. Se detuvo para el desembarque en la ribera de enfrente de donde
yo me he querido quedar, teniendo que caminar en la noche por las travesías flotantes de madera entre las viviendas tenuemente iluminadas hasta el
transbordador que cruza el río a la otra orilla. Sin duda alguna fueron
momentos de intensa emoción.
Buscar
donde hospedarme no fue nada complicado ya que hay varios hostales de diversas
categorías y la fechas que estamos garantiza que casi todas tengan habitaciones
disponibles.
Me
encuentro en un bellísimo poblado, casi todo de palafitos, que se caracteriza
por tener sus carreteras también elevadas sobre el agua y el terreno
encharcado. Cerca de 20kms. de pasarelas de baldas de madera envuelven el
pueblo. El sonido característico al pasar las motos a velocidad le da un
llamativo encanto inimitable. Por suerte, delante del hostal donde me estoy
quedando, Penginapan Nita Wardana (75.000Rp./cama pequeña, ventilador, baño
compartido y te, café y agua), hay un tramo de cemento que evita ese atronador
sonido y se puede dormir algo mejor, porque aquí también retumba los cantos del
Imán (o del muecín) a través de los altavoces de las mezquitas cercanas, que en
ocasiones quita el sueño, pues de las 4:30 están dándole a los cantos. Antes
que lo gallos!.
Una
amplia terraza da a la calle principal y a los puestos de los comercios donde
se ve bastante movimiento, principalmente por la mañana, cuando menos calor
hace. Su propietario tiene al lado una copistería y su mujer un puesto de
helados de chocolate. No hablan nada inglés
Aquí
la gente es muy humilde y algunas casas, casi en estado decadente, necesitan
ser arregladas, a diferencia de otras en mucho mejor estado que marcan la
diferencia social
A
lo largo de la calle principal hay muchos comercios y un banco con cajero para
Master Card.
El
río divide a esta ciudad en dos, en frente una especie de isla (Pulau Harapan)
con amplias edificaciones, de más categoría, se atraviesa mediante un
transbordador. Pagan sólo quienes transporten moto o coche. Ahí es donde se
detiene el Kapal Biasa.
Cuando
paseaba por su calle principal me encontré que un tramo había sido cerrado para
el tráfico por la celebración de una boda musulmana. Si quería continuar
caminando debía atravesar las mesas con comida donde se encontraban reunidos
todos los comensales, y eso supuso ser invitado a disfrutar de ella. A un lado
se encontraba la pareja bajo una carpa muy adornada acompañados de algunos
familiares presidiendo la celebración. Ese momento era el del banquete con
presentación de felicitaciones y regalos a la pareja. Me invitaron a comer y
beber
Aquí
en Indonesia, según la categoría social de la familia de los contrayentes,
duran varios días. Es un orgullo para ellos el encuentro con algún extranjero
en sus celebraciones. Todos intentaban hablarme con "un fluido y perfecto indonesio" sin
percatarse que así, de esa manera, no los entiendo!. Bueno, algo pude!.
Las
bodas son como todas las ceremonias -de vida o de fallecimiento- momentos de
encuentro familiar y vecinal. Siempre hay música, comida y bebidas. En este
caso, un grupo de jovencitas amenizaba la celebración con música y cantos
tradicionales.
De
regreso al hostal, esa noche le pedí al propietario que me ayudara a contactar
con el dueño de alguna canoa a motor para trasladarme hasta Tanjung Isuy, un
pueblo Dayak que se encuentra en el lago Jempang, a más de 2h. de travesía, que
será mi próximo destino. Como hasta ese lugar no llega el ferri, debo
alquilar una embarcación. Al poco tiempo se presentó un tipo que dice tener un Ces (canoa a motor con techo) y hemos convenido, tras
luchar un poco el precio, que me llevara por 300.000 Rp..
De
momento todo va saliendo como tengo planeado.
Y
esperando más sorpresas, por supuesto.